Un paraiso perdido donde puedes encontrar todo y nada, capaz de lo mejor y lo peor, porque el término medio es solo un espejismo visto desde los extremos

29.11.07

Detalles mínimos

Que las pequeñas cosas sean la sal de la vida es algo muy recurrente, pero de momento, nadie se ha puesto de acuerdo en definirlas, más que nada porque para cada uno, todas esas cositas son distintas y significan distinto. No es lo mismo la típica mancha de barro fresco en el zapato de una persona emperchada con un impecable traje, que en un chico de barrio underground. La clave está en observar esos pequeños detalles mínimos que nos dan más información de la necesaria e interpretarlos de la manera más ventajosa posible y sin equivocarse a ser posible, sólo así, conseguieremos más información que el vecino en un mundo donde la anticipación, la buena información y las consiguientes acciones son determinantes para saborear la vida agradablemente y sin atragantarse.

El mundo de los detalles mínimos es inmenso y apasionante, hay un sin fin de ellos, y teniendo en cuenta que los mejores y más provechosos son aquellos en los que nadie más que tú se ha fijado, es difícil establecer una pauta de aprendizaje para conseguir pescar aquellos detalles que más nos interesen. Cada uno tiene sus especialidades, unos se fijan más en la manera de hablar de la gente y en lo que no dicen mientras hablan, otros son especialistas en el lenguaje corporal no intencionado, tenemos también las numerosas teorías individuales de los colores o de las respuestas tipo, así como inclasificables teoremas tan volátiles que si nos los llegasen a demostrar no nos lo creeríamos.

La sal de la vida está en esas pequeñas y arrogantes sutilezas que nos hacen tomar decisiones o pensarnos si me decido o no a tirarme al abismo de la realidad cotidiana, o quedarme en el limbo nihilista de la autocomplaciencia.

Etiquetas:

28.11.07

Y por qué ahora...

Justo en estos momentos en los que el proceloso mundo de los sentimientos discurría alegremente, sin previo aviso me vuelve a pasar lo mismo de otras veces. Esa sensación indescriptible intenta apoderarse una vez más de mi, no se si es que me ha vuelto a suceder lo mismo de manera natural o es que yo lo he vuelto a provocar (supongo que esta vez más bien lo último), lo único que es seguro es que son cosas que pasan. No lo puedo evitar, le pasa a mucha gente y de momento nadie ha sabido explicar bien por qué pasa lo que pasa, a qué caprichosa combinación de microestados cósmicos responde tal situación, a qué macabras ecuaciones obedecen tal sentimiento, o por qué una persona a la que no habías prestado atención alguna, de repente, maneja todas las manijas, se convierte en lo primordial, y te hace olvidar todas las explosiones cósmicas anteriores.

El caso es que la maquinaria autónoma de las sensaciones ya ha empezado a hacer de las suyas, intentando influenciar a mis asilvestradas neuronas espejo. Y yo, mientras me pienso y repienso si realmente todo esto es cierto y obedece a sentimientos reales y no es otra conspiración embaucadora de mi neocórtex, disfruto imaginando un mundo donde todo sea posible, y donde todos consigamos coger nuestros trenes a tiempo.

Etiquetas: