Un paraiso perdido donde puedes encontrar todo y nada, capaz de lo mejor y lo peor, porque el término medio es solo un espejismo visto desde los extremos

23.11.05

Sexo oral

Me gustaría comprarme el mundo para cambiarlo. Los colores predominantes serían los del horizonte en un atardecer soleado, porque durante el atardecer el tiempo se ralentiza, y luego, cambiaría las reglas. Eliminaría la publicidad, el marketing y cualquier otra forma de dominar consciente o inconscientemente a la gente. También eliminaría el dinero, pero me parece que esto es imposible, al menos exigiría un mejor reparto. Todos los cambios llevarían consigo un único fin, eliminar todos los prejuicios, temores y dimes y diretes que hacen que las personas se relacionen y actúen de una manera artificial y nada natural, haciendo que el animal que llevan consigo quede reducido a una simple máquina programada. En vez de sacar partido y potenciar todo aquello que el instinto animal nos proporciona, junto con la supuesta racionalidad que malgastamos, nos dedicamos a malvivir como manadas manipuladas por un raciocinio estipulado, acotado y dirigido por no sé muy bien qué. A veces, ser animal es mucho más humano que ser hombre y sobre todo sapiens, que se lo pregunten si no al mono que se la casca a menudo en el zoo. No debemos olvidar que vivir es una ilusión proyectada sobre imágenes y pensamientos, todo lo demás es el mundo real al que nunca podremos llegar si no usamos y potenciamos nuestro instinto animal. Si has llegado hasta aquí te preguntarás qué coño tiene que ver el título con mi neurax, pero no es más que una demostración de lo que acabo de explicar, has vuelto a caer una vez más, víctima de tus deseos más inconfensables producto de tu racionalidad programada y previamente estipulada. Nada más, yo me quedaré aquí observando la puesta de sol mientras saboreo mi tacita de sexo oral.

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